El poder curativo de las crisis. Formación en TVP 2020

28.02.2020 18:12

Toda crisis es una oportunidad para sanar los dolores del alma 

Taller de formación en TVP 2020

 

La Real Academia Española explica el término crisis como una situación difícil, un cambio profundo, una intensificación de los síntomas de una enfermedad. La misma institución define enfermedad como una alteración en lo moral, espiritual o de la salud, y como una anormalidad dañosa en el funcionameinto de una insitución, colectividad, etc.

 

Entonces, es posible contemplar una crisis como la manifestación sintomática de una enfermedad física o psicológica, en el ámbito personal, social, moral, espiritual o físico. Para comprender este fenómeno nos ayuda la cosmovisión que nos entrega el dr. * Edward Bach: “La enfermedad es, en esencia, el resultado de un conflicto entre el Alma y la Mente, y no se erradicará mas que con un esfuerzo espiritual y mental.  (…) mientras nuestra Alma y nuestra personalidad estén en buena armonía, todo es paz y alegría, felicidad y salud. Cuando nuestras personalidades se desvían del camino trazado por el alma, o bien por nuestros deseos mundanos o por la persuasión de otros, surge el conflicto. Ese conflicto es la raíz, causa de enfermedad y de infelicidad.”

 

Observar el entretejido entre el estallido social y las crisis personales nos da luz para ver la oportunidad, en la crisis, de sanar los dolores del alma. Y no solamente las crisis sociales y personales, aplica también para las crisis de salud, de pareja, familiares, económicas, profesionales, vocacionales, etc. Es frecuente percatarse de que estas crisis no se presentan aisladas, es decir, cuando hay una crisis de pareja, por ejemplo, también existe una crisis financiera, y/o de trabajo y/o de salud. 

 

En estos días, directamente o a través de los medios de comunicación, nos enteramos de que algunas personas están participando en hechos donde experimentan una gran cantidad de dolor. Al ser un espectador, o simplemente por compartir el espacio social, somos afectados por el dolor emocional que emerge de estos eventos. Como observador de estos acontecimientos no solamente recibimos esta energía, sino que además, causa un efecto de resonancia en nosotros, activando y  removiendo las memorias de dolor alojadas en las entrañas de nuestra psiquis.

 

Nuestra alma, en su largo derrotero de vida tras vida, ha acumulado un enorme almacén de actitudes, creencias y sentimientos negativos. Y en la gran mayoría de nosotros ni siquiera hay que ir a encarnaciones anteriores, basta con dar una minuciosa mirada a la infancia y, si somos honestos, reconoceremos que vivenciamos coyunturas difíciles como enfermedades, penas, frustraciones, abandonos, injusticias, rabias y otras situaciones que en su momento nos afectaron. Como había que seguir con la vida, y carecíamos de las herramientas apropiadas para procesar e integrar, enviamos las emociones productos de estas vivencias al interior de la psiquis. Pero con ello no desaparecieron, se fueron acumulando, causando presión emocional negativa que son la base de muchos problemas y enfermedades. Nos resignamos a esta desdicha y la explicamos como “la condición humana”. La vida humana se ha convertido en una lucha para escapar de nuestros miedos internos y de las expectativas proyectadas sobre el mundo. A veces escapamos momentánemente a estos miedos, son nuestros momentos de celebración, pero los miedos siguen ahí, acenchándonos desde el inconsciente, esperándonos. Tememos a nuestras emociones porque contienen tal cantidad de negatividad que podríamos sentirnos sobrepasados por el dolor si mirásemos más profundo. Los hechos y los pensamientos por sí mismos no son dolorosos, pero sí los sentimientos subyacentes. Las memorias de dolor.

Para entender esto de las memorias de dolor almacenadas en nosotros, es útil citar al doctor ** David R. Hawkins: "... el verdadero origen del estrés es interno y no externo como a la gente le gustaría creer. La predisposición a reaccionar con miedo, por ejemplo, depende de la cantidad de miedo que ya esté presente en nosotros para ser desencadenado por un estímulo. Para la persona miedosa el mundo es un lugar aterrador. Para la persona enfadada, el mundo es un caos de frustración y aflicción. Para una persona culpable, este es un mundo de tentación y pecado; los ve por todas partes. Lo que tenemos dentro colorea nuestro mundo. Si renunciamos a la culpa veremos inocencia. En cambio, quien se siente culpable sólo ve el mal. La regla básica es que nos centramos en lo que hemos reprimido. (...) El estrés es producto de la presión acumulada por los sentimientos reprimidos y suprimidos. La presión busca alivio, y así los acontecimientos externos sólo desencadenan lo que hemos estado guardando, tanto consciente como inconscientemente. La energía de los sentimientos bloqueados emerge de nuevo en el sistema nervioso autónomo, causando cambios patológicos que provocan la enfermedad. (...) No es el estímulo externo, por lo tanto, lo que causa el estrés, sino nuestro grado de reactividad. El daño causado por el estrés no es más que el daño causado por las propias emociones."

Al vivenciar una crisis, habitualmente se intenta solucionar el estrés con uno o varios de estos tres mecanismos de defenza. (1) La represión y supresión de los sentimientos (no queremos que nos molesten nuestros sentimientos y no sabemos qué hacer con ellos, no podemos afrontarlos y los escondemos en la esfera inconsciente). (2) La expresión de los sentimientos a través del lenguaje corporal o verbal (como se trata de un acto inconsciente sólo se libera una parte de la energía, el resto se suprime; por otra parte, al volcar nuestros sentimientos negativos en los demás, las personas lo tomaran como una ataque provocando un deterioro en las relaciones). (3) El escape o evitación de los sentimientos (el escapismo es un mecanismo tolerado socialmente, tratamos de evitar nuestros propios sentimientos a través múltiples actividades: la interminable socialización, hablar, enviar mensajes de texto, leer, escuchar música, trabajar, viajar, hacer turismo, ir de compras, comer y beber en exceso, juegos de azar, las píldoras, las drogas, las fiestas, etc.      

 

Por lo general estos mecanismos de defensa son estresantes e ineficases. Utilizan gran cantidad de energía para mantener el control sobre la creciente presión de los sentimientos suprimidos y reprimidos. Progresivamente se produce pérdida de consciencia, de energía, de creatividad y de auténtico interés por lo demás. El crecimiento espiritual se detiene y finalmente se desarrollan enfermedades físicas y emocionales. La represión, supresión, expresión y escape de los sentimientos negativos reprimidos da como resultado problemas sociales, el aumento del egoísmo y la crueldad que caracteriza a la sociedad actual. Como consecuencia de toda esta actividad de defensa, se experimenta la incapacidad de amar verdaderamente y confiar en la otra persona, se produce aislamiento emocional y odio hacia uno mismo. 

 

La mente racional prefier utilizar el mecanismo de la proyección para mantener las verdaderas causas de la emoción al margen. “Tú/ella/él me distrajo, me hizo enfadar”, “Eso me asustó”, “Tú no hiciste lo que debías de hacer”. La persona se ve a sí misma como una víctima de las circunstancias. En la realidad ocurre exactamente lo contrario. La presión de las emociones suprimidas y reprimidas utilizan los acontecimeintos externos como desencadenantes para desahogarse. Somos como ollas de presión listas para liberar el vapor en cuanto se presenta la oportunidad. Como estamos enfadados, los hechos “nos hacen” enfadar. Lo mismo para cualquier emoción negativa. 

 

Cuando la presión de las emociones suprimidas y reprimidas superan el nivel de tolerancia del individuo, la mente crea un acontecimeinto “externo” para aliviar la tensión. Entonces la persona con una gran cantidad de dolor reprimido crea inconscientemente acontecimientos tristes en su vida. La persona miedosa se avalanza sobre experiencias aterradoras. Quien está enfadada se rodea de circunstancias indignantes. La orgullosa siempre está siendo insultada. Esto es lo que nos mostró Jesucristo: “Por qué ves la paja en el ojo ajeno de tu hermano y no sientes la viga que esta en tu propio ojo”.

 

En el universo todo emite una vibración. A mayor intensidad, más poder tiene. Las emociones, al emitir un campo de anergía vibratoria, afectan y determinan a las personas de nuestro entorno. Las emociones reprimidas y suprimidas a nivel psíquico influyen en los acontecimientos vitales. Enfadarse atrae pensamientos de enfado. Una regla básica de la consciencia es que lo semejante se atrae. Así también, el amor promueve el amor, de manera que una persona que ha liberado gran cantidad de negatividad está rodeada de pensamientos de amor, episodios de amor, gente y mascotas cariñosas. Como regla general, una persona con una consciencia de carencia atrae circunstancias de pobreza, mientras quien tienen consciencia de riqueza atrae abundancia a su vida.  

 

Además **Hawkins agrega: "Muchos de los programas del estrés que se ofrecen actualmente no tienen en cuenta este punto esencial. Tratan de aliviar las secuelas en lugar de eliminar la causa del estrés mismo, o se concentran en los acontecimientos externos. Es como tratar de bajar la fiebre sin corregir la infección. Por ejemplo, la tensión muscular es el resultado de la ansiedad, el miedo, la ira y la culpa. Un curso sobre técnicas de relajación muscular tendrá un efecto muy limitado. En cambio, será mucho más eficaz eliminar el origen de la tensión subyacente: la ira, el miedo, la culpa y los demás sentimientos negativos reprimidos y suprimidos."

 

La investigación de *** Gray y LaViolette demostró que los pensamientos son archivados en un banco de memoria en relación a las diferentes emociones asociadas a ellos. Es por esto que a lo largo del tiempo, la presión acumulada de un sentimiento de dolor puede crear, literalmente, miles de pensamientos negativos asociados. Por lo tanto, una vez que se libera una emoción nociva, miles de pensamientos negativos se liberan también. Vale decir, es mucho más eficiente abocarse en liberar las emociones negativas para producir un cambio en los pensamientos, los sistemas de creencias, en las formas de reaccionar, en los hábitos, entre otros. 

 

Estos cambios son el inicio de la curación del alma. Uno de los principales propósitos que tiene el alma para encarnar en un cuerpo físico es sanar sus heridas. Un alma sana está en mejor posición de desarrollarse, crecer y ayudar a los demás, de ser un aporte a la humanidad.

 

Las crisis sociales son el reflejo de las crisis individuales de los habitantes de una comunidad. Los cambios sociales comienzan con la transformación interior de los individuos. Superar una crisis implica vivenciar conscientemente los contenidos de emoción de dolor que emergen desde nuestro interior, una catarsis consciente, eso hace posible liberar esta energía negativa desde la raíz.


El denominado "estallido social" que hoy pasamos es un llamado urgente del alma de los chilenos a crecer, a evolucionar. Esto implica conocerse a sí mismo, saber quien realmente es uno. Mientras más nos afecten los eventos, más necesidad tenemos de sanar nuestra alma.

 

La terapia de vidas pasadas (TVP) puede resumirse como una experiencia que hace consciente lo inconsciente. Mediante la técnica terapéutica de regresión de la memoria es factible acceder a los motivos originales que causan la enfermedad o problemas de la vida cotidiana. Al acceder a estas vivencias de dolor emocional que están escindidas de la memoria es posible completarlas y hacer lo que no se pudo hacer en su momento. Su práctica clínica ha demostrado ser de alta eficacia para liberar las energías negativas que tenemos almacenadas en las profundidades de nuestra psiquis. Como primer resultado se eliminan o reducen las reacciones corporales y psicológicas al estrés, generando alivio. Además, permite la solución de problemas y remisión de patologías. Luego, es posible la evolución y desarrollo del ser humano hacia el camino de la realización personal.

El taller de formación en TVP está dirigido a profesionales de la salud y terapeutas, sin embargo, al mismo tiempo está indicado para cualquier persona que desee hacer una profunda experiencia de sanación de los dolores del alma.


Información y reservas:  Taller de formación en TVP 2020 .


Ps. Francisco Herrera Astudillo,  Febrero de 2020

 

* Edward Bach. La Curación por las Flores (Cúrese Ud. Mismo; Los Doce Remedios; Catálogo de Remedios de Wheeler) Edaf. Madrid, 1991.

** David R. Hawkins. Dejar ir - El camino de la liberación. Ediciones El Grano de Mostaza,  2014

*** Gray, W. y LaViolette, P. “Feelings Code and Organize Thinking”, Brain/Mind Bulletin, Los Angeles, Interface Press, 5 de Octubre de 1981.