Experiencias en TVP
Duelo patológico.
Sucede a veces que el alma de un difunto interfiere en el campo de energía (o aura) de un ser vivo. Desde el punto de vista espiritual la relación entre los difuntos y los encarnados es mucho más íntima de lo que se cree. En TVP el término Alma Perdida se usa para denominar a un espíritu desencarnado que al morir su cuerpo físico se ha quedado en este plano “adherida” a un cuerpo físico ajeno, las Almas Perdidas Familiares como es este caso suelen ser las más comunes (más información en “Terapia de la Posesión Espiritual, Técnica y Práctica Clínica”. José Luis Cabouli. Ediciones Indigo).
La historia de María nos revela un aspecto de esta realidad. Cuando llega a mi consulta me dice: “Quiero sanar lo de mi hermana, ella falleció hace un año y seis meses, cuando me acuerdo de ella tengo mucha pena, no puedo evitar de llorar. Me da pena y angustia. Además sueño con mi hermana que está viva, pero en el sueño sé que está muerta, es algo muy raro.”
Hay que mencionar que ambas hermanas padecieron cáncer más o menos en la misma época, a la fecha de la regresión, María aún manifestaba secuelas del tratamiento radiológico al que logró sobrevivir. Esta regresión fue muy larga, llena de símbolos, durante el trabajo interactúa con varios parientes que ya han fallecido incluyendo a su hermana y es confuso a momentos quien es el interlocutor, vean ustedes mismos lo que pasa al fina de la regresión.
¡Ella me necesita para que la cuide!
María
46 años
Terapeuta: Bien, a la cuenta de tres vas a retroceder al momento cuando te empiezas a morir, 1… 2… 3… ¿dónde estas?
M: Parece que estuviera en el Sur.
T: ¿Dónde está el cuerpo?
M: Está viejito con unas trenzas, estoy sentada, en una sillita, estoy cansada, no tengo fuerzas para pararme de la silla, no quiero pedirle ayuda a nadie, mis piernas están cansadas, los brazos se me caen solos, me duelen los huesos, mis pulmones están cansados no tienen fuerza, mi corazón está acelerado, mi cerebro como que estalla.
T: ¿Cuál es le ultimo pensamiento que alcanzas a tener en ese cerebro?
M: ¡Que terrible!
T: ¿Qué lo que es terrible?
M: Es como que ese cuerpo viejo parece que es mi hermana, ella es mi hermana y soy yo…. me duele la cabeza…me duele el pecho mucho…. estoy muy cansada… ¡uy! la cintura me duele mucho... ya no hay remedio para eso…. le estoy mirando la cara… no soy yo esa… parece que es mi hermana.
T: (Toda esta confusión de María me hace pensar que se ha estado manifestando otra energía a la vez, posiblemente su hermana, así que decido averiguarlo) Por atención, voy a preguntarle a esa energía que está contigo si quiere hablar, para eso te voy a pedir a ti María que prestes tus cuerdas vocales y tu voz para que esa energía se exprese, y tú permanece sin intervenir como si hicieras tu conciencia a un ladito y sólo observa …. voy a contar a tres y a la cuenta de tres la energía que está con María podrá manifestarse, 1… 2… 3…. ya puedes hablar… estoy aquí para escucharte, no te voy a juzgar ni criticar… ¿cuál es tu nombre?
Alma Perdida (AP): Estoy confundida, me duele la cabeza… constantemente siento ese dolor de cabeza..
T: ¿Te acuerdas cuál es tu nombre?
AP: …No.
T: Bien, voy a contar hasta tres y a la cuenta de tres vas a ir al momento en que llegas al cuerpo de María, 1… 2… 3, ¿qué está pasando?
AP: No sé… siento mucho dolor en el pecho, horrible.
T: ¿A qué se debe que te duele el pecho?
AP: Una angustia muy grande… parece que me cargan el pecho.
T: ¿Dónde estás cuando sientes que te cargan el pecho?
AP: Pienso en mi hermana, pienso en ella, me da mucha pena, angustia.
T: Sigue.
AP: Hay algo inconcluso, estoy confundida, no entiendo porqué me duele la cabeza.
T: Ese dolor es tuyo o es de tu hermana.
AP: Mío, estoy confundida.
T: ¿Con quién estoy hablando yo? ¿quién es la que se está expresando ahí?
AP: Tita (Tita es la difunta hermana de María que ahora es un Alma Perdida)
T: Muy bien Tita, ¿qué quieres decir?
AP: Que aún estoy confundida.
T: A lo mejor estás confundida porque no sabes qué pasó.
AP: SI… tengo mucho dolor de cabeza.
T: Ahora estás con María pero alguna vez tuviste un cuerpo propio, te voy a llevar al momento que abandonas tu cuerpo, Tita, para que sepas que pasó.
AP: Si.
T: A la cuenta de tres vas a ir al momento en que dejas tu cuerpo, 1…2… 3 ¿qué está pasando Tita?
AP: Estoy saliendo en el aire.
T: ¿Dónde está tu cuerpo?
AP: Está abajo, está en el cementerio.
T: ¿Quién más está ahí?
AP: Mucha gente.
T: ¿Qué estás sintiendo cuando estás saliendo?
AP: ¡Ay! ¡Ah!¡Es que no quiero que sufra la María! (se larga a llorar amargamente).
T: Eso es muy bien.
AP: ¡No, ella no! ¡Ella no!
T: ¿Y qué haces entonces?
AP: ¡No me escucha le digo que no!
T: ¿Qué le estás diciendo?
AP: Que no sufra le digo, ¡porque yo sufro!, ¡sufro yo!
T: ¿Y qué haces cuando ves a María sufrir?
AP: No me escucha.
T: ¿Qué le estás diciendo a María?
AP: ¡Que no llore!, ¡que yo la amo!, ¡la amo!
T: ¿Y qué haces entonces cuando ves a María que no te escucha?
AP: ¡Yo sufro!
T: ¿Y qué haces cuando sufres?
AP: ¡Sufro yo!, ¡pero estoy confundida!
T: ¿Y qué haces entonces?
AP: ¡La busco la sigo!
T: ¿Dónde la sigues?
AP: Donde ella está. (Aquí serena su voz que todo el rato ha sido de lamento).
T: ¿Dónde está ella?
AP: ¿Dónde está?… estamos juntas.
T: ¿Estás junta con ella?
AP: Si. (Tita me confiesa que su alma está con María)
T: ¿Y eres feliz así, junta con María?
AP: Si.
T: Mira una cosa, María no está tranquila, ella necesita…
AP: (Interrumpiendo) ¡No quiere que esté con ella! (Vean que Tita ya sabe que María quiere sanarse de la interferencia de su hermana).
T: Fíjate que María está confundida también.
AP: ¡No quiero salir de aquí!… ¡dejarla sola!… ¡porque está enferma!
T: Ella necesita estar tranquila para recuperarse.
AP: ¡Ella me necesita para que la cuide! (Esta es la razón de porque esta Alma Perdida está aquí).
T: Y tú necesitas ser feliz… tu puedes ser feliz… ¿sabes?, las almas cuando abandonan su cuerpo pueden irse a la Luz, al verdadero hogar donde finalmente iremos todos. Allí en el reino de Dios no hay confusión, no hay sufrimiento, allí puedes encontrarte con tus seres queridos que te han antecedido. Y María podrá estar tranquila…. Ella para sanarse necesita estar tranquila… porque está confundida… ¿crees que es justo que María esté confundida?... a veces no sabe si los pensamientos son de ella o son tuyos… si esa tristeza que siente es de ella o es tuya… y está sufriendo, ¿tu crees que es justo para ella? En la luz tendrás la oportunidad de ayudar más, ¿te gustaría ir a la luz y tener una nueva oportunidad?
AP: (Tita escucha sin responder nada, como pensándolo)
T: Mira, voy a contar hasta tres y vas a volver al momento cuando sales de tu cuerpo en el cementerio… 1… 2… 3, ¿estás ahí?, ¿estas saliendo de tu cuerpo?
AP: (Responde con un gesto afirmativamente).
T: Voy a rogar a Dios, voy a interceder en tu nombre para que Dios envíe a sus ángeles de luz a buscarte… Padre humildemente te pido por el alma de Tita para que la recibas en tu Reino de Luz, (aquí ella empieza a rezar conmigo), perdona sus pecados, permítele tener otra oportunidad de redimir su alma y sanarse… por favor te pido que envíes a tus ángeles de luz para que le muestren el camino al Reino de los Cielos …. ¿estás viendo a los angelitos? ¿te vienen a buscar?
AP: Si, me dicen chao los de abajo.
T: ¿Quieres decir algo antes de irte?
AP: (Llorando de nuevo) … Si, la María, no sé por qué no la puedo dejar.
T: No debes tener miedo, confía, la vas a poder ayudar mucho más desde el Reino de los Cielos. Al lado del Padre vas a tener mucho más poder para beneficiarla e influenciarla. ¿estás lista para irte?
AP: Dile que la amo.
T: Ella lo sabe muy bien, te está escuchando.
AP: Que la amo mucho.
T: Sube al lado del Padre, vas a poder influir a un nivel celestial para que María se recupere y así el alma de María pueda hacer su trabajo. Vete en paz. Bendiciones.
AP: Siento un olor, un aroma de flores parece, el mar, ese olor del pino de los cementerios, los árboles, estoy saliendo por los árboles, estoy mirando hacia abajo, están todos presente. Me voy a ir a descansar.
T: Eso es, anda a descansar, mis bendiciones. ¿Alguien te viene a buscar?, ¿ves a alguien que esté en la puerta de los cielos?
AP: Si. Es un señor mayor… ¡es mi abuelo!
T: ¿Qué te está diciendo tu abuelo?
AP: Venga me dice, que venga, está vestido de huaso.
T: Eso es, ¿hay alguien más?
AP: Hay una niña chica, una niña rubia, no la puedo distinguir, sé que la conozco pero no me acuerdo de ella.
T: No importa, sube te están esperando, desde allá vas a poder enviar grandes bendiciones a María.
AP: Adiós, adiós.
T: Adiós sé feliz, bendiciones.
M: Ay, me dolió aquí fuerte. (Tomándose el cuello y abriendo los ojos)
T: Cierra los ojos María… ¿se fue Tita?
M: Si.
T: Muy bien María repite comigo.. yo soy María.
M: Yo soy María.
T: Yo soy profundamente María.
M: Yo soy profundamente María.
T: Y en mi cuerpo mando yo.
M: Y en mi cuerpo mando yo.
.
25 de Setiembre de 2012
Un par de meses después, María me comento: “ Ya no tengo esos sueños con mi hermana, y ya no me da la pena cuando me acuerdo. Hay una foto de ella mi casa, después de la regresión la cambié a la otra pared y ahora puedo mirarla sin que me invada esa angustia que solía venirme”
Volver a Historias de Vidas Pasadas